Mientras estás sentado, alterna golpecitos en cada hombro y mueve tus ojos en cada dirección mientras miras directamente al frente. Ajusta tu ritmo según te sientas cómodo en el cuerpo.
Este ejercicio aprovecha el poder del autoconsuelo a través del tacto, que estimula los receptores de presión debajo de tu piel, señalizando a tu cerebro para que disminuya la frecuencia cardíaca y reduzca los niveles de cortisol. Cambiar tu mirada mientras golpeas suavemente ayuda a involucrar ambos hemisferios del cerebro, promoviendo una mejor regulación emocional.
Comienza con movimientos lentos y conscientes, asegurándote de que cada golpecito sea firme pero suave.
Mientras mueves tu mirada, mantén la cabeza quieta y solo mueve los ojos.